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PublishNews entrevista a Marina Huguet, directora de exportaciones y derechos internacionales de Flamboyant: «Cada vez más mercados tradicionalmente “difíciles” se abren a otros estilos y empiezan a interesarse por nuestro producto»

A raíz de su nominación a los Excellence Awards de la Feria de Londres en la categoría de profesionales de derechos, Marina Huguet ha sido entrevistada por PublishNews, la mayor web de noticias del mercado editorial hispanohablante. En la entrevista Marina nos cuenta un poco sobre su trabajo, que define como el arte de «buscar cofres ajenos para depositar mis propios tesoros», su trayectoria profesional, los mercados internacionales, las ferias… Y es que, como siempre, ¡Marina tiene mucho que contaros!

 

Os dejamos con la entrevista a continuación:

Hoy nos acercamos a charlar con Marina Huguet, responsable de derechos internacionales y exportación de la editorial Flamboyant. Con esta entrevista iniciamos nuestras entrevistas a otros actores del sector del libro además de los libreros, editores o directores de ferias. En esta ocasión, además de conversar sobre la actualidad, queremos que la entrevista tenga también algo de descubrimiento para aquellas personas que se acercan de primeras al mundo editorial y quieren conocer a qué se dedican aquellos que se encargan de los derechos.

Buenas tardes, Marina. Muchas gracias por atendernos. He de confesarte que estoy emocionado porque es la primera vez que entrevistamos en Publishnews a alguien que se dedica a eso de “los derechos”, un área que tiene un cierto aura de misterio, entre los que buscan tesoros en otros idiomas y los que consiguen que una obra, un autor, llegue a otros países… Pero, ¿a qué se dedica realmente Marina Huguet? ¿Cuánto hay de Indiana Jones de los libros y cuanto de comercial, administrativa, analista, negociadora…?

¡Yo encantada de contaros qué hago con “los derechos de los libros”! Pertenezco al segundo grupo: no busco tesoros en cofres ajenos, sino que busco cofres ajenos para depositar mis propios tesoros. Resumiendo y despojando el título de cualquier glamour, creo que, como vendedora, hay que tener un poco de todo lo que dices: buscar mercados y editoriales nuevas (no sabes por qué, pero nunca existen suficientes…), saber qué mercados son mejores para según qué libros, calcular cuánto es un buen precio según qué libros y según qué mercados, negociar de la mejor manera para todas las partes, ser constante… y tener “nariz”. Y como en casi todos los trabajos, vas adquiriendo más conocimientos con el tiempo, y aun así, no dejas de sorprenderte con las ofertas inesperadas.

Háblanos un poco de ti, actualmente estás trabajando en Flamboyant como responsable de derechos internacionales y exportaciones, pero si no me equivoco tu aterrizas en el mundo editorial de la mano de la traducción. ¿Cómo ha sido tu recorrido en este apasionante mundo?

Cuando era (más) joven, decidí estudiar y dedicarme de manera profesional a la traducción. Durante esa época tuve la suerte de traducir unos libros para Flamboyant y cuando llegó la crisis, seguí con mis idiomas en un sector más “estable”, en el que tuve la oportunidad de aprender logística internacional y gestionar clientes extranjeros. El siguiente punto de inflexión fue estudiar un Máster en Negocios Internacionales, en el que por casualidad conocí a Eva Jiménez, cofundadora de Flamboyant, quien, al cabo de unos años, se acordó de mí y creyó que mi perfil era el batiburrillo adecuado para su editorial que había ido creciendo, tanto para exportar los libros a Latinoamérica como para encargarme de la venta internacional de derechos de los libros de producción propia. La propuesta fue una sorpresa y después de muchas idas y venidas… no pude decir que no. Lo que no me imaginaba es que me convertiría en “comercial” ¡y que me encantaría!

Este 2021 fuiste finalista de los Excellence Awards de la Feria de Londres en la categoría de profesionales de derechos. ¿Qué significa esto para ti? Supongo que no sois un gremio muy acostumbrado a nominaciones y premios…

Estoy acostumbrada a que el sector (libros y autores) reciba premios y creo que lo vivo con más ilusión que como si fuesen propios. Al fin y al cabo, son creaciones artísticas, que son mucho más “premiables” que un trabajo en la sombra, ¿no? Pero, por otro lado, imagina la diferencia para mí entre ofrecer un libro maravilloso y ofrecer un libro maravilloso y premiado. Y con eso no digo que no haga ilusión que reconozcan mi trabajo, pero creo que ocurre igual que con los libros: les hace más ilusión a los que me acompañan en el día a día. También mentiría si dijera que en la oficina no hubiéramos practicado un discurso en plan Oscar por si finalmente me daban el premio… Lo que se han reído a mi costa y conmigo no está pagado.

«La pandemia “solo” nos ha privado del contacto más directo y de la “celebración” del sector, que no es poco».

 Llevamos más de año y medio complicado, el sector editorial ha sufrido mucho… Vosotros, los de los derechos sois los grandes protagonistas de las ferias profesionales. ¿Cómo os habéis adaptado a esta falta de presencialidad? ¿Han cumplido las expectativas las distintas plataformas digitales habilitadas por las ferias para la compra y venta de derechos?

Supongo que como el resto de los sectores: como hemos podido gracias a la tecnología. No me imagino una pandemia previa a la era de Internet. Gracias a eso, hemos seguido comunicándonos con colegas y clientes, aunque faltase el componente “táctil”, esencial en tantos aspectos. Una feria es una semana o unos días al año (aunque yo siempre voy a varias), pero el resto del año hacemos lo mismo que durante la pandemia (ya sea en casa o en la oficina). Así que la pandemia “solo” nos ha privado del contacto más directo y de la “celebración” del sector, que no es poco y aunque todos los organizadores feriales han buscado fórmulas atractivas para suplir la presencialidad y cada vez estas plataformas han estado mejor diseñadas, ha resultado un poco farragoso para todos los departamentos de las editoriales, no solo para los usuarios finales que podríamos ser “los de los derechos”. Sinceramente creo que una vida editorial con ferias y eventos exclusivamente virtuales sería impensable.  

Y, hablando de ferias… ¿Qué peso tienen las ferias en tu trabajo? ¿Son un lugar realmente clave o han ido perdiendo fuerza en favor de otros modelos a la hora de la compra y venta de derechos internacionales?

Sinceramente creo que no he dejado de vender por no ir a ferias, pero es cierto que el que busca tesoros (no yo, que busco cofres), agradece poderlos encontrar de una manera más romántica o tradicional a través del tacto, la sorpresa o de una buena charla… En vez de a través de videollamadas en la distancia. Y es cierto que una feria es una loca maratón, pero esos editores normalmente también se encargan de producir los tesoros propios y su tiempo es limitado. Gracias a las ferias físicas pueden acotar el tiempo que deben pasar emulando a Indiana Jones.

¿Has retomado ya la presencia en algunas de las ferias presenciales que se han ido celebrando? ¿Cuál es la próxima feria que tienes agendada? ¿Qué es lo que más echas de menos, el trabajo presencial o esas cervezas con los colegas a los que vemos de feria en feria?

Antes de la vacuna era impensable, pero ahora, para la venta de derechos iré a Frankfurt (además de otras ferias en Latinoamérica para temas de exportación). En un año normal hubiera ido a alguna otra más en este final de año, pero esperamos poder programar un “año normal” en 2022. El ser humano es curioso e ir de feria es cansado, vamos a ser sinceros, porque, al menos yo me oigo hablar casi todo el día sin parar, pero ahora que no hemos podido ir, lo he echado de menos. Como muchos otros, es un sector “tocón”, sobre todo el de los álbumes ilustrados: no es lo mismo ver un PDF que ver un libro con este tipo de encuadernación, con el papel de un determinado grosor, con un acabado mate y que te lo presente una persona o el propio autor con sus intríngulis y anécdotas. Y las cervezas, está claro, con colegas de profesión, clientes y competencia (da igual, todos estamos allí por lo mismo), pues se agradecen. Como he dicho, una feria es una excusa para hacer la presentación oficial de nuestros libros al resto del mundo y es una celebración.

Supongo que en tu trabajo el estar al tanto de todas las bolsas de traducción es una de las actividades clave. ¿Qué peso tienen estas bolsas, la mayoría de ellas gubernamentales en la internacionalización de las distintas literaturas nacionales?

Justamente desde la pandemia, tanto la editorial como los organismos gubernamentales que ofrecen ayudas para el fomento de la internacionalización de la literatura española (y catalán en nuestro caso), hemos difundido mejor la información sobre estas ayudas y los editores internacionales lo han agradecido porque ha resultado ser, en algunos casos, un elemento decisorio a la hora de definir una oferta o firmar el contrato.

¿Cambiando el foco hacia la edición en español, cuáles países son más proclives a la compra de derechos de libros en español?

Es un misterio saber qué libro se venderá mejor y dónde, pero obviamente al tratarse de álbumes ilustrados, la parte estética es muy importante y los gustos “nacionales” de cada país son determinantes. A veces el tema del libro gusta en un mercado, pero la ilustración no se adapta a sus gustos y se descarta. Por ello, en los mercados más afines al español siempre es más fácil que un estilo encaje, como Italia, Francia, Portugal, sin dejar de lado unos mercados que se han convertido en grandes consumidores de nuestros libros: China y Corea sobre todo. Pero debo decir con especial ilusión que cada vez más mercados tradicionalmente “difíciles” se abren a otros estilos y empiezan a interesarse por nuestro producto. 

Harry Potter, El diario de Greg, Juego de Tronos… Un neófito en esto de los derechos pensaría que la clave es encontrar ese superventas antes que nadie y supongo que influyen otros muchos criterios, ¿hay algún libro que hayas tenido entre manos que hayas desestimado por diversos criterios y que, no necesariamente con arrepentimiento hayas visto como se convertía en un best seller?

Esta sería la pregunta clave para el que compra derechos. Yo, por suerte, tengo la parte “fácil”, que es venderlos cuando ya son la mejor versión de sí mismos. Creo que el neófito tiene toda la razón con la gallina de los huevos de oro, pero no sabes si los huevos son de oro hasta que has comprado y alimentado a la gallina. 

«Hace mucha ilusión vender los derechos en países donde tradicionalmente no se venden derechos de manera asidua»

Al contrario, ¿cuál es esa negociación que recuerdas con más cariño, que consideras tu gran éxito?

La verdad es que todas me hacen mucha ilusión, por un motivo u otro. A veces, un autor tiene afinidad con cierto mercado y conseguir vender los derechos de su libro allí es especialmente importante y cuando lo consigues es muy satisfactorio, aunque no sea el negocio del año. Como he dicho antes, hace mucha ilusión vender los derechos en países donde tradicionalmente no se venden derechos de manera asidua. Por ejemplo, el primer libro que vendí a Rusia me hizo particular ilusión, ya que el mercado ruso tiene gustos estéticos editoriales muy diferentes y optan en la mayoría de los casos por otros mercados más afines. 

Estoy hablando con alguien de Flamboyant y tengo dos niñas de cuatro años, no puedo obviar esta pregunta… ¿El fenómeno de El Monstruo de Colores se replica fuera de nuestras fronteras?

Sí, nos enorgullece decir que está traducido a 30 idiomas (que sigo ampliando año tras año) y que se han vendido 4,5 millones de copias en todo el mundo. Las fundadoras de Flamboyant creyeron firmemente que El Monstruo de Colores podía llegar a ser lo que es, pero fueron los lectores los que decidieron que se convirtiera en best seller. Este fenómeno fue in crescendo en España (y posteriormente Latinoamérica) desde su publicación en 2012, pero ha llegado a ser el libro más vendido en Francia, best-seller en China, estar en el top 10 de Reino Unido (antes que clásicos anglosajones y de autores propios como Julia Donaldson) y figurar en la lista de más vendidos en EE.UU. Esta información no tiene la repercusión que tendría si fuera literatura para adultos, pero son unos hitos muy respetables, diría que envidiables para un libro original catalán. 

Las negociaciones de derechos ¿suelen ser algo sencillo, burocrático como ir al mercado o en las ferias nos podemos encontrar con verdaderas partidas de póker y duras mesas de negociación de derechos?

Para novelas de autores que ya han sido best sellers me gusta imaginarme subastas encarnizadas a lo Lobo de Wall Street, donde los editores se tiran de los pelos por conseguir el título, pero me temo que mi vida no es tan emocionante. Sí que hay algún momento de más emoción, pero todo es muy civilizado y la cosa más “espectacular” que podemos presenciar son las cadenas interminables de correos hasta que se gesta el contrato final. 

Ahora que no nos escucha nadie y que se acerca el verano… ¿Una agente de derechos internacionales lleva libros en la maleta o considera que eso no es desconectar del trabajo?

Confieso que leía más antes, cuando era (más) joven, tomaba el tren y en vacaciones de verano, efectivamente. Ahora me aprovecho de mi hijo de 5 años para leerle todo el catálogo de Flamboyant por las noches (y de otras editoriales) y disfruto leyendo los libros de mayor franja de edad porque siempre he sido lectora de literatura juvenil y fantástica. Sinceramente, me siento mal por no leer más, pero ahora cuando voy a una librería hago mucho gasto en álbum ilustrado (cosa que antes no hacía), así que una cosa debería compensar la otra, ¿no? Seguramente no… (risas) Pero igualmente sé que entre los colegas hay muchos devoradores de libros y siguen leyendo hasta debajo del agua, así que… seguramente no soy el ejemplo.

 

Entrevista publicada originalmente en PublishNews.

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