Mamen Duch: “Me di cuenta de que los niños necesitaban más herramientas para centrarse, para conectar consigo mismos”
Mamen Duch, maestra y fundadora de Yogui Kids, es profesora certificada de yoga para niños desde 2008, por la escuela Karma Kids Yoga de Nueva York, con Shari Vilchez-Blatt, y de yoga para niños con necesidades especiales con Craig Hanauer, tras completar el programa Every Kid’s Yoga. Licenciada en Interpretación por el Instituto del Teatro en 1991 y fundadora de la compañía T de Teatre, ha trabajado como actriz en cine, teatro y televisión.
La gente te conoce como actriz de teatro y por las series de televisión, pero lo que muchos no saben es que tienes amplia formación en el mundo del yoga. Cuéntanos como te iniciaste.
Practicaba yoga, como alumna, porqué una buena amiga es maestra de yoga. Desde que estudiaba en el Institut del Teatre ya daba clases de teatro a adolescentes en las escuelas e iba introduciendo algún ejercicio de yoga.
Al cabo de los años me di cuenta de que los niños necesitaban más herramientas para centrarse, para conectar consigo mismos, y también de colocación del cuerpo, etc.
Mi hermana, que es psicóloga infantil, investigadora y profesora en la Universidad de Columbia en Nova York, me comentó que allí se estaban introduciendo las clases de yoga con niños, y que se hacían desde el movimiento y el juego. Entonces viajé a Nueva York para hacer un curso, me encantó y me formé como maestra de yoga para niños. Al regresar a Barcelona abrí la escuela Yoguikids, un centro especializado en yoga para niños, como los que vi en Nueva York: un sitio donde los niños se encuentren a gusto, que esté pensado para ellos, para ir entrando en el yoga a través del juego.
¿Qué te llevó a especializarte en el yoga para niños?
Cuando trabajaba con adolescentes veía que tenían muchos bloqueos, angustia… y sentí que debía empezar a trabajar con ellos antes, de pequeños, y darles herramientas para cuando crecieran. Cuando nacemos lo tenemos todo y nosotros, como educadores, debemos potenciar y valorar las capacidades específicas de cada uno.
¿Cuál ha sido tu experiencia en los talleres y clases que impartes para niños? ¿Qué has aprendido tú y qué crees que aprenden ellos?
Mi experiencia ha sido buenísima siempre. Ellos aprenden consciencia corporal, flexibilizan el cuerpo y la mente, aprenden a respirar en calma, a parar y escucharse… A relajarse. Lo más sorprendente es que, en las clases de yoga, ¡son ellos, que me piden hacer relajación! A veces quieren dedicar toda la sesión a hacer relajación (Yoga nidra para niños), cosa que ni ellos mismos se hubieran imaginado cuando empezaron.
De los niños siempre aprendo muchísimo. Tu puedes haber pensado una clase, pero después todo cambia porque ese día se sienten así o asá y tú te tienes que adaptar. Esto te hace ser súper flexible y creativo, estar en el presente al cien por cien. Y siempre estar jugando, no dejar de ser niño. Si conectas con ellos a través del juego lo tienes todo ganado, y ello aprenderán y te escucharán mucho más que si tomas distancia como maestra.
A mí me encanta descolocarles siendo más niña que ellos, y también compartiendo con ellos. Así se crea un espacio de confianza donde se sienten suficientemente cómodos para abrirse y soltarse.
¿Cómo eras, de pequeña? ¿Qué tal llevabas la calma y la concentración?
Imaginativa, creativa… todo el día jugaba. Incluso cuando tenía que echar una mano en casa me inventaba juegos para que las tareas fueran más divertidas de hacer, o cuando tenía que estudiar me imaginaba la lección como una película o un cuento. Siempre me decían que estaba en las nubes. Y eso me ha ido muy bien tanto para el teatro como para el yoga. No era muy movida, y tenía mucha concentración y capacidades. ¡¡Creo que ahora tengo muchas menos!! Jajaja..Ojalá hubiera aprendido técnicas para relajarme i concentrarme entonces, porque ahora las tendría mucho más interiorizadas.
¿Cuándo decides escribir Relajaciones, tu primer libro con la Editorial Flamboyant? ¿Cuál fue el punto de partida?
Particia Martin, directora editorial de Flamboyant, se puso en contacto conmigo para que escribiera un libro de meditación. Yo había hecho un cuento para niños donde se podían practicar las posturas de yoga, Maia y el yoga. En este nuevo libro quería hacer algo muy diferente, que no fuera un cuento, sino historias cortitas, pequeñas visualizaciones que ayudaran a los peques a relajarse y centrarse.
Partí del mindfulness y la meditación. Pero para niños tenía que ser algo más sugerente y divertido, y las visualizaciones creativas son muy buenas y fáciles de aplicar porque los niños tienen una habilidad innata para el juego imaginativo.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar conjuntamente con Guridi, el ilustrador; de ver tus relajaciones convertidas en imágenes?
Fue muy buena. Me encantan su simplicidad, la gama de colores, la imaginación… y su sentido del humor, que creo que era muy importante porque, ni Patricia ni yo, queríamos que las ilustraciones fuesen cursis o blandas. Además, ha estado muy abierto a mis sugerencias y comentarios.
¿Por qué recomendarías Relajaciones a padres, madres y mediadores?
Porqué tendrán herramientas muy sencillas y fáciles de aplicar que les ayudarán mucho a calmar a los niños. Además, son muy concretas y cortas. El libro no es un manual, sino una práctica. Pueden leer una relajación al día e ir cogiendo el hábito. El niño, al final, acabará pidiendo hacer las relajaciones.
Hay diferentes relajaciones para practicar en diferentes momentos, dependiendo de qué quieras conseguir: trabajar las emociones, relajar para dormir, concentración, etc. ¡Y el libro también incluye dos grabaciones para que se puedan inspirar de cómo hacerlo!
Y a los niños, ¿qué les dirías para convencerlos que este libro es útil para ellos?
Que es muy divertido imaginarse que puedes ser un espagueti, o jugar con las alas de una mariposa. Y que es un libro que les enganchará por lo bien que se sentirán cuando lo lean. Se sentirán tranquilos, en calma. ¡Y además es muy bonito!
Ahora unas preguntas cortitas:
Dónde vas para relajarte: Al mar, a pasear por la montaña, a yoga
Un disco que te transmite calma: No tengo ninguno en concreto. Imagine, versión de Herbie Hancock, es muy bonita y relajante.
Una ciudad o viaje para estar tranquila: Algún rincón de Mallorca, la playa de Es Carbó, por ejemplo.
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