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Comunicado editorial a raíz del caso #CaperucitaRoja

Según la noticia publicada ayer en El País, una escuela pública retira de su biblioteca «200 títulos que consideran “tóxicos” porque reproducen patrones sexistas», entre ellos cuentos clásicos como La Caperucita Roja.
La literatura, la infantil incluida, refleja el mundo en que se hace, porque es el que conocen quienes la escriben y la leen. Y siempre ha habido quienes se oponen a ello, por los más variados pretextos ideológicos. Así que la lista de obras que en un momento u otro han sido censuradas es asombrosa tanto por su extensión como por la reconocida calidad literaria de los títulos que contiene.

Retirar libros que no se adaptan a un pensamiento es un signo de intolerancia, aunque se haga con la mejor intención del mundo. Y de paternalismo: las personas debemos poder decidir qué leer y cómo pensar. Precisamente leer libros con ideas diferentes (y discutirlos) puede ayudar a crear lectores críticos. No hacerlo, por el contrario, significa criar a los escolares en una burbuja ficticia y dejarlos indefensos frente a argumentos y hechos con los que antes o después tendrán que enfrentarse.

Los cuentos populares clásicos son parte importantísima de nuestro patrimonio cultural. Ellos han contribuido a modelar nuestra manera de pensar. Prescindir de ellos, ignorarlos, implica privarnos de una gran herramienta para conocernos a nosotros mismos y a nuestro pasado.

Muchas editoriales, como no podría ser de otra manera, estamos de acuerdo en que el mundo es tanto de las mujeres como de los hombres y en que debe actuarse para corregir el ancestral desequilibrio que favorece a los segundos. Y pensamos que se favorece la igualdad con una luz crítica sobre la tradición mucho más que invisibilizándola, por lo que nos parece un error la censura en las bibliotecas escolares de títulos que pertenecen a nuestro acervo común. Pero actuar en favor de la igualdad no implica ocultar obras que muestren el mundo bajo otros puntos de vista. En consecuencia, protestamos por la retirada de títulos de las bibliotecas escolares y nos manifestamos contrarios a la censura de libros.

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